martes, 4 de noviembre de 2014

El fundamentalismo democrático. Las democracias realmente existentes como sujetos del predicado propio "corruptibles".



En este punto de la exposición de la obra de Gustavo Bueno en el blog –estamos ante la parte final, aunque todavía nos ocupará unas cuantas entradas más-, llegamos a los capítulos en los que el filósofo riojano analiza las conexiones internas entre las ideas de corrupción y democracia, en lo que a mi parecer, es la parte clave del libro –análisis que llevaremos a cabo en las próximas entradas antes de la exposición de los ejemplos y de las conclusiones finales, como ya señalamos en su momento-. Todo lo analizado anteriormente cristaliza aquí, es por ello por lo que quizás estos, sean los capítulos más reveladores. Ahora bien, antes de comenzar con la exposición de la mencionada relación y de la consiguiente crítica de Bueno al fundamentalismo democrático, conviene una vez más, mostrar y tratar de clarificar una serie de conceptos necesarios para la correcta comprensión del análisis que el profesor lleva a cabo en las mencionadas páginas. No obstante debemos dedicar toda una entrada a esta cuestión puesto que incluir esta información en el siguiente post lo alargaría en exceso.

Las democracias realmente existentes, evidentemente, son el sujeto del predicado “propio”, “corruptible–es decir, las democracias realmente existentes son el sustrato del que se dice que tienen la posibilidad de corromperse- . Pero, ¿Qué significa entonces “propio”?; o lo que es lo mismo, ¿Qué entiende Gustavo Bueno aquí por propiedad de un predicado respecto de un sujeto –en este caso un sustrato político, como es una democracia realmente existente-? El autor, recogiendo la clasificación de Aristóteles[1] y Porfirio[2] utilizada por la tradición escolástica[3] distingue cuatro acepciones del predicado “PROPIO”, a saber:

1)La primera acepción: Un predicado es propio cuando se aplica solo al sujeto pero no a todo él. Por ejemplo; “El hombre es carpintero”  es un predicado propio en su primera acepción si queremos decir que sólo los hombres pueden ser carpinteros –y no los animales- , aunque obviamente no todos los hombres los son.
2)La segunda acepción: Un predicado es propio cuando se aplica a todo el sujeto, pero no solo a él. Por ejemplo;  El predicado “mortal” se aplica propiamente a todos los hombres puesto que todos son mortales, pero no solo a ellos, ya que el resto de seres vivos también lo son. Es más, el predicado “propio” en esta segunda acepción, es un predicado genérico sobre todo si es esencial[4]. Esto es, el predicado “corruptible” por ejemplo, es propio de la democracia en esta acepción, porque afecta a todas las democracias, pero no solo a ellas, puesto que genéricamente afecta a todas las sociedades políticas, considerando que la democracia es una de tantas formas de organizar una sociedad política. Democracia pertenece al género sociedad política.
3)La tercera acepción: Un predicado es propio si afecta a todo el sujeto y solo a él, pero no siempre. Por ejemplo; El predicado “ciudadano” afecta única y exclusivamente a todos los hombres y solo a ellos, pero no lo ha hecho siempre, ni tiene porque hacerlo en el futuro. De hecho el hombre, no ha tenido siempre la condición de “ciudadano”, hubo una época que tuvo la condición de “súbdito”, o como dice el profesor Bueno: “…pero no los afectaría siempre si confiamos en un estado final anarquista de la humanidad”. El fundamentalismo democrático.
4)La cuarta acepción: Un predicado es propio si afecta a todo el sujeto, sólo a él y además siempre. Por ejemplo; El predicado “racional” es propio de todas las personas humanas, solo les afecta a ellas y les afecta siempre. Es más, el predicado “propio” en esta cuarta acepción –proveniente de Porfirio-, se aplica al sujeto como un accidente[5], pero que se deriva de la esencia.[6]

Una vez establecidas las mencionadas acepciones del predicado “propio”, conviene realizar a su vez otra distinción entre -pero ahora respecto al predicado “CORRUPTIBLE”-: “corrupciones genéricas” y “corrupciones específicas” de las democracias. A propósito de la tesis central de la obra: “la democracia es corruptible” –mencionada en las primeras entradas y dirigida contra el fundamentalismo democrático-, cabe decir que el profesor Bueno lo hace en sentido genérico - aplica la corruptibilidad a todas las democracias pero no solo a ellas- pero no en un sentido estrictamente esencial -porque no quiere decir que la democracia se defina esencialmente por su corruptibilidad-. Lo que el autor quiere decir con ello es que la corruptibilidad se deriva de la misma esencia de la democracia, esto es, que la corrupción es un accidente propio de la democracia –y no un accidente aleatorio precisamente- derivado de su esencia. Gustavo Bueno se refiere a la cuarta acepción mencionada anteriormente. Y específicamente por su condición genérica respecto a los diversos tipos de sociedad política –democráticas, oligárquicas, tiránicas, monárquicas…- la corruptibilidad puede afectar a las democracias tanto a nivel genérico como específico.

 Ahora bien, ¿En qué consiste esta distinción a la que el filósofo concede una gran importancia crítica? Es preciso discriminar cuando diagnosticamos una corrupción en el curso de una sociedad democrática existente, si este predicado le afecta a nivel genérico –en cuánto sociedad política- o bien lo hace a nivel específico –en cuánto democracia-[7]. La distinción entre la afectación genérica y la específica es crucial como criterio de clasificación de las corrupciones empíricas; y lo seguirá siendo en el supuesto de que todas las corrupciones observables fueran genéricas, porque entonces habría que concluir que la democracia no es una forma de Estado tan “perfecta” que hubiera llegado a controlar las corrupciones genéricas, alcanzando la incorruptibilidad postulada por los fundamentalistas democráticos. Cuando Gustavo Bueno afirma que la corruptibilidad afecta propiamente, sea genérica o específicamente a todas las democracias quiere decir lo siguiente, a saber:

En primer lugar, que la corrupción afecta a todas las democracias desde el punto de vista extensional –desde ese punto de vista se extiende a todo el conjunto  - . Y en segundo lugar, que la corrupción afecta a todas las partes de cualquier democracia desde el punto de vista intensional -desde este punto de vista, se refiere a que la corrupción afecta a todas las partes de una democracia, pero no del mismo modo, esto es, no tiene las mismas connotaciones o significado en las mismas-. Por un lado, tanto si consideramos a las partes determinantes organizadas según el materialismo filosófico de Bueno, como momentos tecnológicos y momentos nematológicos –y/o ideológicos-. Y por otro lado, también si consideramos a las partes integrantes de acuerdo con el sistema propuesto o definido por el materialismo filosófico como sociedad política.[8]
Próximo post: El fundamentalismo democrático como principal corrupción ideológica. Parte I.


[1] Aristóteles  (384 a.C- 322 a. C): Filósofo griego, discípulo de Platón y maestro de Alejandro Magno. Es uno de los más importantes de la historia intelectual occidental por la gran influencia que su pensamiento ejerció en la misma. De hecho, podemos hablar del carácter enciclopédico de su obra, puesto que abarcó una gran variedad de temas incluyendo: lógica, metafísica, filosofía de la ciencia, ética, política, estética, retórica, física, astronomía y biología.

[2] Porfirio (Batanea de Siria o Tiro c. 232 – Roma 304 d. C.) fue un filósofo neoplatónico griego discípulo de Plotino. A él le debemos la sistematización y publicación de la obra de PlotinoEnéadas— y su biografía —Vida de Plotino—.

[3] La escolástica es el movimiento teológico y filosófico que intentó utilizar la filosofía grecolatina clásica –aunque en su seno también acogió corrientes filosóficas árabes y judaicas- para comprender la revelación religiosa del cristianismo. La escolástica fue la corriente teológico-filosófica dominante del pensamiento medieval, tras la patrística de la Antigüedad tardía, y se basó en la coordinación entre fe y razón, que en cualquier caso siempre suponía una clara subordinación de la razón a la fe -la filosofía es sierva de la teología-. Dominó en las escuelas catedralicias y en los estudios generales que dieron lugar a las universidades medievales europeas, en especial entre mediados del siglo XI y mediados del XV.
Esto causó en este movimiento una fundamental preocupación por consolidar y crear grandes sistemas sin contradicción interna que asimilasen toda la tradición filosófica antigua. Pero la Escolástica también es un método de trabajo intelectual: todo pensamiento debía someterse al principio de autoridad, y la enseñanza se podía limitar en principio a la repetición de los textos antiguos, y sobre todo de la Biblia (principal fuente de conocimiento). A pesar de todo ello, la escolástica incentivó la especulación y el razonamiento, pues suponía someterse a un rígido armazón lógico y una estructura esquemática del discurso que debía exponerse a refutaciones y preparar defensas –las conocidas “Disputas” académicas escolásticas-.

[4] Se refiere a si el predicado es sobre la esencia de algo. Para Aristóteles, en este sentido, la esencia es aquello que hace que un ente, sustrato o cosa sea ese ente, sustrato o cosa y no otro, y que por tanto, pertenezca a su género o clase y no a otro género o clase. Esto es, son las cualidades o características comunes que hacen que ese ente, sustrato o cosa sea ese y no otro distinto. La esencia se refiere a lo que en la sustancia hay de universal,  concretamente a su forma. Es la naturaleza del ente, sustrato o cosa, o lo que es lo mismo, responde a la cuestión: ¿Qué es x? –considerando a x como un ente, sustrato o cosa-. Esto es, la esencia es el predicado por medio del cual se dice qué es la cosa o se define la cosa. La esencia de una mesa es la forma o naturaleza de la mesa, las cualidades que definen la mesa – que son características comunes y/o universales- a todas las mesas- haciendo de ese modo que ese sustrato o cosa sea una mesa –y pertenezca al género de las mesas- y no una silla por ejemplo. Es decir, que no la confundamos con una silla considerando que ambos objetos a su vez, pertenecen al género de los muebles

[5] En la metafísica aristotélica, concretamente en su teoría de la sustancia, el accidente – o lo accidental-  es lo que le ocurre a un ente, sustrato o cosa sin derivarse de su naturaleza esencial –no es definición , ni cualidad o propiedad, ni género- pero pertenece al ente, sustrato o cosa. Pertenece a una cosa y se puede predicar de ella, pero no necesariamente ni siempre, es por ello por lo que puede pertenecer o no a un mismo ser, dependiendo del momento. Lo accidental es lo contingente, lo fortuito, lo que cambia, lo que es así pero podía haber sido de otro modo, o bien, lo que existe pero podía no existir. Ahora bien, en nuestro caso, Gustavo Bueno presenta la noción de Porfirio a través del influjo de Boecio en la tradición escolástica, en la que trataron el tema desde dos puntos de vista: Desde la lógica, por lo que el accidente es lo predicable,es el modo por el que algo “inhiere” –la inherencia es el modo de existencia del accidente, que como sabemos no existe por sí mismo, sino en un sustrato o sujeto al que modifica-. Y desde la ontología –estrechamente ligado al punto de vista lógico- el accidente expresa el modo por el que el ente existe. El accidente no existe por sí mismo, como la sustancia, sino que existe en y por otro. Depende de la sustancia para existir, de un ente, sujeto, sustrato o cosa a la que modifican. 

[6] No obstante, tal y como apunta Bueno, algunos escolásticos consideraron que esta acepción cuarta podría asumir tanto la segunda acepción como la primera. Por ejemplo: “El hombre es el animal que ríe”, se aplica solo al hombre, pero no a todos, y además se puede considerar como un predicado accidental, no tiene por qué ser esencial. Esta sería una quinta acepción del predicado “propio”.

[7] No hay contradicción lógica en que una corrupción definida, siendo una propiedad genérica, pueda afectar específicamente al sujeto –o sustrato-, porque depende del tipo de corrupción considerado y los mecanismos de su génesis.

[8] Recordar que la concepción de la sociedad política del materialismo filosófico de Bueno, está expuesta sucintamente en el post: “El fundamentalismo democrático: las concepciones formalistas de la democracia” y en las notas a pie de página 1, 2 y 8 del primer post, titulado: “El fundamentalismo democrático: planteamiento de la cuestión.”