En este segundo prólogo del libro, prólogo a la cuarta edición de “España Invertebrada”, de 1934, Ortega nos habla de la perspectiva histórica aplicada a los problemas y cuestiones que en esta obra se tratan, así como la consideración que éstos merecen respecto de la misma. Consideraciones, que por cierto, hay que tener muy en cuenta para una correcta comprensión de la obra. Ortega en este prólogo, advierte a los lectores futuros de la presente obra acerca de la temporalidad de los hechos narrados, de su historicidad, y por ende, de las ideas que en esta obra aparecen. Ideas que - advierte Ortega- se configuraron y plasmaron en la misma hace tiempo, concretamente, datan de hace casi quince años -en 1934- y muchas de ellas vieron la luz por vez primera en numerosos artículos del periódico Sol. Ortega afirma que quince años suponen: “La unidad efectiva que articula el tiempo histórico y lo constituye. Porque historia es la vida humana en cuanto que se halla sometida a cambios de su estructura general”. España Invertebrada.
Ahora bien, para él, lo importante aquí, es que la estructura de la vida se transforma siempre de quince en quince años, y lo decisivo en el paso de un periodo a otro es el cambio de organización general, la arquitectura y la perspectiva de la existencia - y lo de menos son los elementos que continúan y los que desaparecen en ese cambio de periodos-. La vida “humana” en una época y en otra significan cosas diferentes -no es lo mismo en 1921, año de publicación de la obra, que en 1934, año en que Ortega añade éste prólogo-, porque “la faena, el quehacer” de vivir implica siempre tratar con diversos y diferentes problemas a lo largo del tiempo. Por tanto Ortega advierte que las ideas que aparecen en la obra, por un lado; puede que no se acaben de comprender bien por el tiempo transcurrido desde su gestación - ya que, al no ser éstas tan antiguas, no puedan acogerse a las ventajas de la arqueología-, y por otro lado; puede que en 1921 estas ideas fueran extemporáneas, es decir, que fueran una anticipación de los hechos que estarían por venir y que sólo en el presente -1934- fueran consideradas adecuadamente. Subrayado esto, Ortega insiste en que muchas de las ideas de esta obra -insinuadas en ella por vez primera- tardaron muchos años en salir de España y volver a refluir hacia nuestro país. Ahora bien, algunas de estas ideas han podido ser consideradas como la última palabra, cuando en realidad no es así. Fuera, sólo han recibido: “falsificación, desmesuramiento y su petrificación en tópicos” afirma Ortega.
Sin embargo, de todas las ideas que aparecen en el libro las que más le interesan son las que todavía siguen siendo anticipaciones, las que todavía no se han cumplido, ni todavía son hechos. Como por ejemplo: El fracaso de las masas -de toda clase- en su pretensión de dirigir la vida europea, porque están haciendo ya la experiencia inmediata de su propia inanidad, han pasado años con la petulancia como único principio animador - como único principio vital-. Ortega según todo lo que acontece en su época percibe una sensación vital de vacío. Y afirma que, más allá de esa petulancia, el hombre occidental europeo -incluido el español- descubrirá en sí mismo un nuevo estado de espíritu, y que además será el máximo al que podrán llegar: la resignación. Sólo sobre ella dice Ortega, se podrá iniciar la nueva construcción: “Pero entonces se verá con gran sorpresa, que la exaltación de las masas -nacionales y obreras- llevada al paroxismo en los últimos treinta años, era la vuelta ineludible que la realidad histórica tenía que tomar para hacer posible el auténtico futuro, que es, en una u otra forma, la unidad de Europa”. España Invertebrada.
Por último, insistir de nuevo en que Ortega advierte al lector de que éste no va a enfrascarse en la lectura de un libro en sentido estricto. Este texto tiene una inspiración pragmática para el autor, como ya se señala en el anterior prólogo. Es una orientación personal de Ortega con respecto a los destinos de la nación a la que se adscribe, a su historia; ya que no puede no tener en cuenta esa circunstancia. Tal y como el propio Ortega afirma: “ Si yo hubiese encontrado libros que me orientasen con suficiente agudeza sobre los secretos del camino que España lleva por la historia, me habría ahorrado el esfuerzo de tener que construirme malamente, con escasísimos conocimientos y materiales, a la manera de Robinson, un panorama esquemático de su evolución y de su anatomía”. España Invertebrada. Por tanto, Ortega concibe esta obra como una aclaración personal acerca de España para así evitar en su conducta, por lo menos, las grandes estupideces, al tiempo que invita al lector que sienta la misma desorientación que él, a leerla, y lo hace con una precisa y acertada metáfora fisiológica –metáforas fisiológicas utilizará a lo largo de toda la obra-:”Alguien en pleno desierto se siente enfermo, desesperadamente enfermo. ¿Qué hará? No sabe medicina, no sabe casi nada de nada. Es sencillamente un pobre hombre a quien la vida se le escapa. ¿Qué hará? Escribe estas páginas, que ofrece ahora en cuarta edición a todo el que tenga la insólita capacidad de sentirse, en plena salud, agonizante y, por lo mismo, dispuesto siempre a renacer”. España Invertebrada.
Acabado este segundo prólogo y antes de comenzar con la obra, el propio Ortega incluye una nota fundamental -de nuevo a modo de advertencia para el lector- que resulta imprescindible tener en consideración: “No creo que sea completamente inútil para contribuir a la solución de los problemas políticos distanciarse de ellos por algunos momentos, situándolos en una perspectiva histórica. En esta virtual lejanía parecen los hechos esclarecerse por sí mismos y adoptar espontáneamente la postura en que mejor se revela su profunda realidad. En este ensayo de ensayo es, pues, el tema histórico y no político. Los juicios sobre grupos y tendencias de la actualidad española que en él van insertos no han de tomarse como actitudes de un combatiente. Intentan más bien expresar mansas contemplaciones del hecho nacional, dirigidas por una aspiración puramente teórica y, en consecuencia, inofensiva”. España Invertebrada.
Próximo post: España Invertebrada primera parte: Particularismo y acción directa. Conceptos de incorporación y desintegración.
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